Con la mochila acuestas llegaron aquella mañana a la triste estación de autobuses. Y digo triste, porque excepto algunas estaciones de ciudades importantes, la mayoría de ellas son sucias, y horribles, dándole al viaje un carácter algo deprimente.
Todo lo contrario a una amplia estación de tren, con su romanticismo, donde ves el horizonte marcar los primeros metros del viaje, puedes soñar con una simple mirada y transportarte por la perspectiva de sus vías estrechándole entre si… O la sofisticación de los aeropuertos, inmensos, grandiosos, impecables y ya a las afueras de la ciudad, al menos en el llamado primer mundo.
En cambio, las estaciones de autobuses son ruidosas, estrechas, grises, normalmente sucias por la acumulación del hollín de los tubos de escape, los vehículos ocupan demasiado espacio. Son como una cueva por la que salen y no los ves alejarse hacia ningún lugar determinado!.
El único que nos acompañó, fue mi padre, siempre fue protector, inseguro tal vez sobre las posibles meteduras de pata que pudiéramos hacer sus hijas, los padres de Luis ya estaban acostumbrados a verlo partir, y se habían despedido la noche anterior con una buena cena. Mi madre, estaba demasiado enfadada conmigo por que me marchaba…
Ninguno de los pasajeros y acompañantes que andaban por allí podían imaginar, por supuesto, lo que Sara y Luis estaban a punto de comenzar…. Realmente nunca solemos plantearnos la trascendencia de los viajes de los pasajeros que encuentras por esos lugares.
Sara no sentía nada más que emoción, un viaje a ninguna parte, a un lugar desconocido del que escasamente escuchó hablar y que, con tan sólo tres fotos ya conseguía intuir que sería un buen lugar donde huir… Cualquier lugar, mejor que aquel mundo que conocía, en crisis, sin trabajo, y todos aquellos problemas…. Una prisión para el alma, que deseaba vivir algo más que un trabajo por encontrar, un cine o una pizza de vez en cuando. Había realmente algo en la forma de vivir que conocía que no le terminaba de convencer, necesitaba ver y aprender otras formas de hacer lo mismo.
El mundo en aquella ciudad parecía tan pequeño. Realmente debía haber algo más y diferente. Desde niña siempre le acompañó el deseo de escapar, de nada concretamente y de todo al mismo tiempo. En sus dibujos del cuaderno del colegio, en los garabatos que hacia durante las conversaciones telefónicas, siempre la misma imagen: un coquero, el mar, y una luna llena, y bajo el, una silueta…
¿Que se siente cuando vas a emprender un viaje así? Nada. Deseos de que arranque el motor. Ni siquiera plantearse si ha olvidado algo del equipaje en casa… Ya no importa nada.
La mochila sólo lleva lo imprescindible que lleva cualquiera que va de acampada, pero sin la tienda, una muda de ropa algo más elegante, por si se presenta la ocasión, y lo demás que puedes llevar de excursión, cómodo, viejo, gastado…
Objetivo del viaje: duración de un año. Presupuesto: 4400 dólares para los dos!
Allí vamos Brasil !!

Sefuela
enero 20, 2013Hoy te veo creativa, Lola. Y sin piscina climatizada, ni nada 😉
No me atrevo a preguntar si el relato es inventado o está escrito en primera persona («el único que nos acompañó fue mi padre») porque relatas tu propia experiencia.
En cualquier caso, creo que es conveniente decir que hay una cosa casi tan importante como la decisión de marchar sin mirar atrás. Me refiero a estudiar lo que te puedes encontrar.
Tengo entendido que ya hace unos pocos meses que Brasil exige a los españoles, a la hora de entrar, disponer de un billete de vuelta y una cantidad de dinero que no recuerdo por cada día previsto de estancia. No los admite en caso contrario.
Así que espero que esto se refiera a un tiempo pasado, porque si es de ahora, el riesgo de convertirse en un inmigrante ilegal allí es alto.
En cualquier caso, mis mejores deseos para los protagonistas de tu relato.
Saludos. Nos vemos en la piscina que tú sabes 😉
lolacebolla
enero 20, 2013El que quiere la consigue… Los recursos son tan grandes como la imaginación en un momento dado! Disculpa que no puse la fecha, 18 de septiembre de 1993. Gracias por el comentario!. («El viaje» finalizó 17 años después).
simeonvadillo
enero 20, 2013Tiene pinta de ser un viaje y una historia bonita. Leído el capítulo I ahora es cuestión de esperar a los siguientes!! Animo con el capitulo II.
Ah, y coincido contigo que entre «querer» y «poder» a veces no hay apenas distancia…
Javier
enero 20, 2013Un inicio interesante acerca de un viaje que se vislumbra trascendente y del que ya creo que todos estamos deseando continuar saboreando capítulos de aventura, viaje, emociones y sobretodo vida.
Enhorabuena, estaré atento a futuras entregas.