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¿Solo tú tienes la clave del éxito?

Posted on 3 6 Minutos 664 Lecturas

En un post anterior exponía y analizaba mis impresiones sobre «La Generación mejor preparada» o como la mayoría de mis lectores coincide «mejor tituladas». Concluimos que la preparación no finaliza tras los estudios universitarios. Ni que decir tiene, que para «la vida real» son necesarios más ingredientes que la sola formación académica.

La Universidad proporciona herramientas para adquirir conocimientos, pero hay que ampliar el campo, seleccionar los caminos que te conducen a poder desarrollar la actividad que deseas y amas. Lo que se aprende es una breve sinopsis dentro del campo estudiado y es necesario desarrollarlo, aderezarlo, añadirle la personalidad y la creatividad de cada uno de nosotros. Y así, solo después poder intentar vivir de ello. Es un proceso costoso, en recursos, tiempo, esfuerzo y entrega, sin embargo, muchos más ingredientes capacitan para enfrentar el durísimo mundo exterior.

El problema del bajo porcentaje de alumnos exitosos o realmente preparados y listos (no me refiero  la inteligencia) para decir YA al mundo laboral obviamente tiene su origen en multitud de factores. La familia, el entorno, la actitud individual del joven, la correcta elección de la carrera y un largo etc.

Establecer un parámetro que garantiza lo que hoy denominamos éxito es prácticamente imposible. La piedra filosofal del éxito se compone de millares de aportaciones y experiencias personales de grandes protagonistas de éxito, sus conferencias y sus vivencias. Frases, fragmentos de discursos de grandes personajes de la humanidad sirven de inspiración día a día para motivarnos. Biografías sorprendentes de personas como tú y como yo, que pese a ser supervivientes de guerras, tener orígenes sumamente humildes o pasar por calamidades sirven de ejemplo de superación y logros.

Sin embargo, ¿qué se puede considerar éxito?

Antes que nada, es conveniente definir qué significa éxito para cada uno de nosotros. ¿Por qué lo deseamos?¿Por la valoración que los demás tengan de nosotros? ¿Acaso es atesorar una fortuna? Esa es probablemente la definición que nos inculcan desde pequeños. Éxito podríamos considerar que es conseguir, poder alcanzar las metas que nos propongamos. Y ello requiere que haya que luchar para conseguirlas.
En el mundo de la empresa se suele mencionar El Triángulo del Éxito, formado por: actitud (querer) y solo es posible si realmente tu actividad te apasiona y te motiva, aptitud (saber), los conocimientos que adquieres dentro o fuera de un programa educativo, colegio, universidad, etc., y poder (los recursos) que posees o que consigues adquirir.

Recientemente un amigo me mostraba un fragmento de la película «En busca de la felicidad», (te recomiendo ver aquí en video una sinopsis, solo te tomará cinco minutos y realmente merece la pena) protagonizado por Will Smith.

En el video se resume el camino para alcanzar el ansiado puesto de trabajo (un pequeño gran éxito) en un momento de la vida plagado de infortunios y desesperante, cuando parece que todo juega en su contra. Parece que no es el momento más adecuado para competir con los demás candidatos y conseguir sobrevivir en la maraña productiva de este siglo se demuestra al alcance de cualquiera que ponga empeño, se centre y se concentre y luche por ello.

En este caso es cuestión de empeño soslayando todas las dificultades, nada de lo que sucede en el entorno, por muy duro que parezca, es un obstáculo real para continuar luchando. Es el empeño real por conseguirlo, por uno mismo y no por adquirir un estatus frente a los demás. En este caso, se aferra a su hijo, y lucha por él. Una motivación que, por experiencia propia, hace que saquemos fuerzas de donde no las hay e inclusive desconocidas hasta que la soga llega al cuello

En situaciones limites la única forma de alcanzar la meta es ir a por ella. No queda otra, hay afortunados que lo tienen todo mucho más fácil, sin embargo, tenerlo más fácil no es sinónimo de que se alcance el lugar que queremos ocupar.

No rendirseLa dureza del camino aporta entre otras cosas, la comprobación de haber escogido el camino correcto. Cada piedra en el camino es un toque de atención en el que nos preguntamos y replanteamos si es esto lo que realmente queríamos. Enfrentarse a retos nos hace conocer nuestros limites. Sin retos nunca los conoceríamos, ¿hasta donde soy capaz de llegar? El deporte es el mejor ejemplo de la superación física. Una terrible enfermedad o minusvalía una prueba de superación física mental y social. A la mente de todos llegan imágenes de personas que podríamos considerar por sistema infelices y postradas y sin embargo demuestran al mundo que no existen barreras, que la voluntad es el mayor motor que existe.

En toda lucha existen varios factores, algunos de ellos e importantes quizás los he pasado por alto:

El primero, saber y conocer la meta que queremos alcanzar, y para ello es fundamental tener sueños y objetivos que dependan exclusivamente de nosotros. Establecer una ruta con objetivos cercanos que nos permitan reposar una vez alcanzados para observar nuevamente la siguiente y confirmar que estamos en el camino correcto. Alcanzarlas una a una, para no darse por vencido, agotarse y que parezcan inalcanzables se deben establecer pequeñas metas volantes, relativamente fáciles de alcanzar. Cada vez que lleguemos a conseguir una de ellas, la satisfacción, el amor propio y la confianza irán en aumento y con ello nuestras energías para continuar.

En segundo lugar, no es válido culpar a los demás de nuestros fracasos. Sí, puede haber sido una injusticia, una mala jugada de un compañero, un accidente o suceso fortuito, ¿y qué? Culpabilizar al otro puede que te haga sentir bien momentáneamente, la venganza puede ser sabrosa durante unos minutos, pero mientras se está preocupado con esos sentimientos negativos te estás alejando de tu meta, te estás distrayendo. Como decía Facundo Cabral, «no estás deprimido, estás distraído». De cada fracaso se aprende, cada vez que caemos levantamos, lo hemos hecho toda la vida para aprender las cosas más elementales, para caminar, montar en bicicleta, sumar. Nadie llega al mundo con la lección aprendida y tras muchas sonrisas de satisfacción (las verdaderas) siempre hay grandes tropiezos.

En tercer lugar, para alcanzar una meta siempre hay que sacrificar algo, ya sea tiempo, ocio, placeres, etc. Salir de un estado de inmovilidad para comenzar una acción requiere que todo en el entorno cambie y se transforme. Comenzando por uno mismo.

IMG_1356Y esto es, en mi opinión, lo más importante que tienen en común las personas que alcanzan sus metas y sueños. Previamente hay una transformación interior, algo dentro de cada uno modifica, en su esencia y profundamente. La creatividad y la innovación surgen a partir de los cambios. En muchas ocasiones la pérdida de un empleo o acontecimientos que hacen que la vida se de la vuelta como un calcetín han sido fundamentales puntos de inflexión para alcanzar realmente los sueños.

Levantar cada mañana y agradecer que se tienen fuerzas y energías para luchar un día más por tus sueños, por lo que tienes, sea mucho o poco. Si no es suficiente, sabes que estás trabajando por ello. Si no sabes por donde empezar, busca, busca incansablemente.

IMG_1059Todos tenemos un sueño que posiblemente fue destruido por el entorno cuando éramos niños, por nuestros padres, por los amigos o por este sistema educativo igualador que nos pretende moldear y programar.

Pocos educadores nos formaron y permitieron hacer lo que amamos y amar lo que hacemos, es ahí donde reside el talento, y ésta es la mayor clave del éxito, común en todos lo que han podido alcanzarlo.

 

 

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3 Comments
  • Sefuela
    agosto 29, 2015

    Tengo un par de comentarios al respecto.
    El primero es lo primero que digo a mis alumnos de máster: Bienvenidos a la vida real, donde ya no existen las certidumbres sino las dudas. Las certidumbres quedaron en sus estudios de la carrera. Me parece fantástica la primera ilustración que habla de la escuela y la vida.

    El segundo es que tampoco hay que sobrevalorar la perseverancia. A veces es más difícil (pero mucho más práctico) saber cuándo hay que retirarse de lo que se está persiguiendo. Por cada persona de éxito que nos muestran los medios, hay 100 personas que se esforzaron lo mismo y acabaron en el barro. Esos no aparecen en los medios.

    Es duro (y puñetero) darse la vuelta y abandonar. De cada 50 veces que abandonas, una estabas a unos centímetros de la mina de diamantes, pero otras 49 podrías haber seguido cavando el resto de tu vida sin encontrarlos, y siendo alguien que empezó con ilusión, pero acabó convertido en un loco obsesivo.

    Besos.

    • lolacebolla
      agosto 29, 2015

      Me encanta leer tus aportaciones! Tienes toda la razón y es por ello que en primer lugar intento definir la palabra éxito, si se refiere a lo que nos han educado como tal o quizás a algo más personal, conseguir las metas que nos proponemos. Dejando claro que las metas deben marcarse poco a poco, con fases. De manera que en cada escala podemos debernos a observar, analizar y escoger nuevamente la siguiente meta. Realmente el final (que no existe como fin del camino) nunca se parece al final que teníamos programado. Éxito es conseguir alcanzar lo que te propones. Puede abarcar desde terminar el primer curso de carrera, puede ser finalizarla. Puede ser trabajar en otro país o llevar a cabo tu propia idea.

  • Javier G.
    agosto 31, 2015

    Bravo Lola!

    He esperado a hoy para tuitearlo porque me parece ideal ante el nuevo inicio de curso, en sentido amplio.

    ¡Qué poco conscientes somos de nuestro potencial y de nuestro deber!

    Vivimos en una época en que muchas personas se «aislan» y «pasan» de los demás. La consecuencia es una desvinculación tal, que algunos no entienden los valores de la película que citas. Basada en hechos reales.

    Así que, ¡ánimo!, hay mucho por hacer y no nos aburriremos.

    Me han encantado las fotos.

    Un abrazo