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El precio de la libertad

Posted on 11 3 Minutos 499 Lecturas

Cuando la vida te arrebata tu sueño y ya no sabes porque luchar, y sueñas, simplemente con sobrevivir, sin más, sin esperanzas, sin metas, tan solo con seguir despertando cada mañana.

¿Cómo sonreír? ¿Dónde estará la finalidad de todo esto?
¿Dónde están los amigos que te apoyaban cuando estabas arriba?
¿Dónde están todos cuando estas abajo?
¿Será el único consuelo escuchar y sentir mi corazón latir?
Tantas preguntas que nadie sabe responder.
Paso días, semanas, intentando encontrar un motivo, ¿será ahora este mi destino?.
¿Destino al olvido?, dónde están los sueños que se esconden de mi.

Es posible que ya los haya alcanzado todos y se han terminado.
Si ha querido que sea parte de la vida de tantas personas que conozco y que sin embargo sienten miedo de sentir mi dolor y así permanecer a solas con el…
Dime, que quizás mi destino es mostrar a todos que al final los seres humanos estamos solos.

Cuando la vida te arrebata un sueño, te abre la puerta a otro sueño aún mayor, cuando la vida tiene planes para ti y no eres capaz de verlos, inventa la manera de hacer cambiar el rumbo, reinvéntate. Todo esto no es más que la esencia del yo guiándote a un lugar mejor. En ocasiones luchamos con seres invisibles y dificultades que nosotros mismos hemos colocado en el camino. Las dificultades enseñan, nadie aprende sin tropiezos, lo sabemos, aunque algunos sean excesivamente duros. Serán más duros cuanto más te resistes a cambiar.

¿No lo ves?. Es posible, porque al verlos, simplemente al observar los elementos que hay que modificar, ya dejas esa sensación de perdida y la libertad comienza. Probablemente estabas preso de ideas preconcebidas, de imágenes de una vida que quisiste vivir tomando como referencia otras vidas. Probablemente te sentías insatisfecho, y cuando el cambio por fin llegó, no era exactamente como lo tenías planeado… Es precisamente ese el problema, planear demasiado puede hacer que solamente se focalice hacia un destino, olvidando si el camino te satisface. Reflexiona….

Y no, no estamos solos. Necesitamos estar solos para centrarnos, buscar la propia identidad, el amor propio, y no confundir el yo con los demás. Son aquellos momentos de soledad que con el tiempo comenzamos a dar valor. Nos equilibran, dan fuerzas, y orientan a buscar nuestras propias metas sin la interferencia de quien estaba a nuestro lado, la confianza reaparece al disfrutar de nuestra compañía. La soledad es el yo sabio ordenando nuestra propia vida y disfrutar de ella es disfrutar de quien eres realmente.

Aquellas personas que creímos perder en realidad no están pérdidas, se alejan, sumaron algo en nuestras vidas en aquel momento determinado, en aquellas circunstancias, que cambian, nos hacen cambiar, y por lo tanto modifican todo nuestro entorno. Algunas de ellas, tan sólo unas pocas, permanecen durante todo el trayecto, y otras nuevas aparecen, aparecerán, para cumplir la misma función que en su día ejercieron las que ya no están. Abren nuestro horizonte, descubren una nueva persona, dejaste de ser lo que representabas para las otras y para ti mismo.

Cuando aprecias quien eres, disfrutas de tu compañía, de cada momento que vives y dejas que lo nuevo entre en tu vida. Un mundo maravilloso espera, algo que no podrás imaginar, ni planear, y aunque preveer es de sabios, no todo puede ser calculado ni medido. Las sorpresas, las incertidumbres, y la espontaneidad hacen todo más hermoso, enriquecedor y emocionante, te hace mas fuerte, más seguro, más valiente. Es el precio de la libertad.

 

 

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11 Comments
  • simeonvadillo
    febrero 17, 2013

    Escribe usted desde muy adentro señora. Y eso que hace que las letras y las palabras tengan alma. Uno intuye lo que sus escritos quieren decir y trata de adivinar lo que no quisieron decir. En todo caso, su escritura tiene alma. Y eso es un bien escaso. Mi enhorabuena

    • lolacebolla
      febrero 17, 2013

      Muchas gracias Simeón, reconoces bien, las que no quisieron decir….

    • espanolaenfrankfurt
      febrero 17, 2013

      Me ha encantado tu post Lola.

      He experimentado todo lo que dices, desde estar en lo más alto, siendo «querida y admirada por todos» a estar en lo más bajo donde sólo permanecieron a mi lado la gente que realmente me estimaba.Daba igual si eran amigos o familia…muy pocos estuvieron allí. Al principio te duele, y mucho, pero con el tiempo aprecias lo que tienes y ves que era lo mejor que te podía suceder.

      Ahora estoy en un camino de transición…he usado mi libertad para decidir…y con ella busco mi camino.Tienes toda la razón…nuestras ideas preconcebidas nos impiden abrirnos al mundo.En mi caso, como emigrante durante estos cinco últimos meses justo estos últimos días he estado pensando en eso…No podemos quedarnos con lo que queríamos antes de salir de nuestro país, donde muchos teníamos una zona de confort bastante amplia…quizás el nuevo destino te ofrece posibilidades en las que nunca pensaste pero si no abres tu mente no las verás nunca…

      • lolacebolla
        febrero 17, 2013

        Y Patricia, creo que es lo bonito, al final disfrutar del camino, de cada instante y cada persona que encuentras, cambies o no de país, al prestar atención puedes descubrir un mundo entero que antes no se percibía. Un fuerte abrazo, besos y buena suerte, seguro que un día llegarás a un lugar donde pienses que todo lo que pasó le sucedió a alguien distinto, creo que ahí esta la belleza de vivir.

  • Javier
    febrero 17, 2013

    Enhorabuena por un artículo que está in crescendo constantemente, comenzando desde abajo hasta dejarlo en el positivismo mas absoluto. Si el precio de la libertad es todo eso vale la pena pagarlo pero sobretodo lucharlo. Una delicia de post.

  • Sefuela
    febrero 17, 2013

    Excepcional. Suscribo lo que se dice por aquí. Tus escritos tienen alma. Saludos

  • LaVerdadOfende
    enero 3, 2015

    Reblogueó esto en Verdades que ofenden...

  • ecrey
    enero 4, 2015

    Gracias por tus palabras.