
Nada cambia aunque cambie yo. Es regresar a una etapa anterior, como si del día de la marmota se tratase. Tarda más o tarda menos, pero los sentimientos regresan.
Cambio y miro hacia adelante, y ¡hay tanto alrededor que insiste en permanecer inmutable! Debe ser la carga del pasado que mientras insisto en olvidarla, no quiere abandonar a quienes me rodean.
Falta honestidad, humildad y valentía a enfrentarse al mundo como aquello que eres, aunque no te comprendan. No pueden, ni podrán simplemente porque desconocen quien eres, ese conjunto de experiencias vividas, con tus sueños y aspiraciones. Nadie puede entender qué te mueve y qué te alegra, qué te hace feliz e infeliz, salvo tú mismo. Y es por ello que la única opción es ser conscientes y no perderse en las espectativas de nadie, ni en lo que los demás creen sobre tí.
La felicidad tan solo se encuentra en la plena libertad de ser uno mismo y con algo de fortuna encontrar alguien que la disfrute contigo y la comparta.
Siento tristeza de quienes intentan demostrar que pueden manipular sin que los demás podamos percibirlo. La manipulación es para los hipócritas, para los que se sienten superiores a los demás. Para aquellos que creen que la felicidad es tener presencia o ser hábil en la interpretación de un papel social y pueden manejar a los demás a su antojo.
Tristeza de la superficialidad de sus vidas. De la continua necesidad de sentirse aprobados por este mundo falso de apariencias, por lo que quieren mostrar y no por lo que son. Nada cuesta dejar de sentir miedo para ser sinceros, la recompensa es vivir tu propia vida y luchar por tus propios sueños.
Tristeza por los que necesitan el aplauso allí por donde se mueven. Porque para ellos, es una forma de sobrevivir en un mundo recto. Lineal.
Aquellos motivados por el ego. Transitorio y decepcionante ego que aporta al igual que las drogas momentos efímeros de satisfacción para posteriormente necesitar más y más.
Tristeza de convivir con ellos pues desconoces si esa relación es solamente una forma de sentirse apreciados y queridos, porque realmente solo se aman a ellos mismos.
Y mientras tanto, envejecen sus almas aunque sientan la vitalidad corriendo por sus venas. El día que dejen de ser admirados caerán en el fondo del pozo del cual no saldrán jamás.
La naturalidad en estos tiempos escasea. La espontaneidad, la frescura. Todos debíamos aprender a alejarnos de todo aquello que nos aleje del estado de optimismo y positividad.
Animo a todos a ser capaces de diferenciar la sinceridad de la hipocresía y no permitirla. El mundo se reducirá y empequeñecerá, pero se hace más auténtico y más útil y principalmente más real.
Puede que sea la intuición o el subconsciente enviando señales imposibles de descifrar y que se transforman en sentimientos de aceptación, de rechazo e inclusive hastío. Puede que tan solo sea envejecer.
Falta talento, o se esconde detrás de la uniformidad y el miedo a destacar. Es imposible descubriro si se vive la vida de los otros y no sabes conectar con la persona que realmente eres. Falta mucha honestidad y lo peor de todo, se aprende desde la infancia.
Hay días que se siente la necesidad de expresar tristeza o indignación por la manipulación y el engaño. Tan solo complace poner en palabras como se siente el mundo a tu alrededor, de contar lo que nos parece justo e injusto. De resumir y ordenar todas las vidas vividas y las que aún quedan por vivir.

Javier Gilabert
octubre 11, 2015Impresionante Lola,
gracias por compartirlo.
Creo en lo que nos dices, sólo se alcanza la felicidad siendo auténtico, (humildad), y olvidándose de uno mismo para dedicarnos a los demás, (sobra Ego).
Un cordial saludo.
lolacebolla
octubre 11, 2015Muchas gracias Javier, y me he contenido para no decir más por no hacer un post demasiado largo y que se han quedado en el «tintero». Para otra ocasión será