Esas pequeñas locuras

E

sas pequeñas locuras, o grandes que te hacen saltar, cambiar, moverte, salir de la plasta de lo cotidiano. Eso tan cotidiano y rutinario que echas de menos si te dejas sumergir por las pequeñas (o no tan pequeñas) locuras.

Sueño contigo pequeña locura, me haces despertar algunas mañanas sobresaltada, faltándome el aire y sudando como si hubiera corrido un gran maratón. Aún no he averiguado si es por haber sido un sueño tan real o porque tan solo ha sido mi imaginación.

Maldita experiencia que te demuestra que hay que ser prudentes, que no se puede deshacer y rehacer todo como si fuera un pequeño puzzle. Es la única pega de cumplir años, esa prudencia que nos limita, aprendida a base de palos y guantás hasta que aprendes a parar de hacer lo primero que se te pasa por la cabeza, aunque lo midas 10 veces.

Siempre hay algo que limita, ¿verdad? Aunque la mayoría creemos que con una lotería la mitad de lo que imaginamos se podría hacer. Ays, ays la responsabilidad…

Si la vida fuera un libro en blanco podríamos ir arrancando hojas, aquellas que no nos gustan, y quedarnos solo con las partes buenas, pero no. No es ningún libro que escribimos día a día, es eso llamado tiempo, del que tiras del hilo del ovillo y es imposible de recoger y si la lías, el nudo se queda ahí.

Un día soñé que el lío era tan grande que allí me quedé.