
No es necesario mostrar con el dedo belleza a los ciegos, ni decir con palabras verdades a los sordos, basta con no mentir a quien te escucha o te lee, ni decepcionar a quien confió en ti. Las palabras conquistan temporalmente, pero los hechos, esos si nos ganan o nos pierden para siempre.
En este mundo las apariencias engañan y las palabras también, pero la esencia de una persona no miente, se siente en el Alma. Aunque te vas dando cuenta que se están perdiendo los valores más básicos que tenemos, la sinceridad, la honestidad, la prudencia y lo que es peor, la vergüenza.
Lo más triste es que el mundo está lleno de ciegos con los ojos abiertos.
Por Carmen Conde
Pd: No hay más ciego que el que no quiere ver, especialmente aquellos que tienen la conciencia dolida y no han tenido tiempo de limpiarla.
Se tu mismo, no temas a los ciegos ni a los sordos. Siempre habrá quien esté dispuesto a ver y escuchar.

Deja un comentario