
«Lola, no me escribes»
De esta forma aparecía periódicamente, cuando pasaban dos semanas sin escribir, cobrándome un nuevo post mi querido amigo Fer. Así firmaba y se despedía siempre Fernando Altuna.
Antes de conocerlo solía escribir para guardar los textos debajo del colchón o retazos de 140 caracteres. Con aquellos pensamientos hechos públicos era suficiente, hasta que Fer me animó a romper con la intimidad y expresar lo que dentro de mi deseaba salir. Este blog que en parte fue idea suya fue el medio por el que poco a poco volví a ser extrovertida gracias a largas conversaciones con él y que nada tenían que ver con las que se mantenían por otros medios.
Me llamaba «Lola pluscuamperfecta», y nunca entendí qué significaba realmente aunque sabía que era bueno, o «perfectamente imperfecta» y «auténtica». Cuando era necesario, criticaba lo que hiciera falta y recomendaba dejar las estructuras arquitectónicas mentales para dejar volar la emoción. Me retaba a destruir todos los miedos, y para él y por él escribí «Quítale el miedo que siente» entre otros. Sus miedos, mis miedos, los nuestros.
Aunque nunca había recibido tan bellas palabras, empuje, ánimos y fuerzas , consiguió que no me sonrojara ni por recibir halagos inusuales, ni por escribir y publicar lo que veía y sentía. Un auténtico guía como imagino que lo fue para todos aquellos que lo tuvieron cerca y disfrutaron su forma de ser y querer. Él era sabio conocedor de los límites internos, de la lucha por Ser, ansiaba en el fondo sentir de otra forma.
El dolor decía que «no es opcional, el sufrimiento si». Nunca olvidaré esas palabras.
El dolor que aún sentía y sintió cuando la injusticia se cruzó por su camino arrebatándole a su padre y obligándolos a crecer en perpetua necesidad de su amor. Su sensibilidad no le permitió sanar completamente, los que le conocemos lo sabemos. Y pese a ello, encontraba aquellos momentos felices de partidos con Altuna Txiki, de paseos y momentos mágicos junto a su amor y que compartió con todos nosotros en esporádicos instantes de 140 caracteres.
Te veía feliz Fer. Me duele que todo el amor que has dado y recibido no haya bastado para compensar el dolor que sufrías a ratos en silencio, en otros muchos luchando no sólo por el tuyo propio, sino por el de todas las víctimas.
Imaginaba siempre lo que debías sufrir cuando los asesinos ganaban espacios en contra de lo que el sentido común nos enseña, espacios en gobiernos de pueblos, ciudades e instituciones. Espacios de televisión que venden a cualquier precio prestándole el micrófono a quien debería ser aislado moralmente de la sociedad.
Imaginaba tu dolor cuando leía hace apenas unos días que las placas, que marcan el lugar donde tantos padres, madres, hijos y amigos fueron arrebatados de sus seres queridos, serían retiradas de las calles.
Fer, no entiendo porqué te has ido, porqué nos dejaste. Ni siquiera si fue voluntario o no. Si te puedo decir que la lucha no será la misma sin ti. Todos te echaremos de menos cuando reabra sus puertas El Café Comercial.
Siento haber tardado en escribirte, gracias a ti tengo una nueva vida Fer.
«Buenas noches Cariños».

Javier G.
marzo 17, 2017Es difícil entender cuando una vida joven y «buena gente» es segada, repentinamente, en esta Viña nuestra.
Al final de la vida nos juzgarán por el amor que hemos derramado, nos dice San Juan de la Cruz, y Fernando ha amado mucho.
El dolor de don Fernando se habrá convertido en gozo. Pido al Dueño de la Viña conceda consuelo a su hijo y demás seres queridos.